martes, 31 de julio de 2012

Sobre pedagogía infantil


La labor de maestro es una de las más hermosas siempre y cuando este abandone la prepotencia que le hace pensar que está por encima de aquellos a quienes les enseña. Aunque la educación puede resumirse como una labor de enseñanza-aprendizaje, se hace casi que imperativo que se piense esto de manera bidireccional, es decir donde los dos enseñan y los dos aprenden. Esto sugiere abandonar un modo de pensar y actuar tradicionalista, según el cual el maestro enseña y el estudiante aprende. Todo esto lo digo de manera específica en la educación infantil. No se puede enseñar a los niños, sino siendo como los niños. He aquí la bidireccionalidad que propongo: el niño enseña al maestro a ser niño y siendo niño el maestro educa al niño. Si consideramos esta como la esencia de la labor docente, la educación y la escuela cobran otro sentido, a la vez que la disposición del niño cambia para querer aprender.

Hace unos días tuve la siguiente plática con Iván, uno de los niños que participan del curso de verano que impartimos con mi esposa –la lic. Lucía Agraz- y la Organización Juvenil Utopía: ¿te gusta la escuela? A lo que respondió: “más o menos”; luego le pregunté ¿qué es lo que más te gusta de la escuela? Y dijo: “jugar” y ¿qué no te gusta? Seguí preguntando y él contestó: “estudiar”.

La práctica pedagógica ha hecho caer en desuso la máxima aristotélica según la cual “todo hombre por naturaleza quiere saber”, al igual que aquél decir según el cual “hay que ser como niños”, en el sentido de la inquietud, que es una de las mayores cualidades científicas. La escuela es hoy un lugar al que los niños van porque “tienen que ir”, es el lugar al que se va animoso porque van a estar los amigos con quienes jugar, pero no es un recinto de aprendizaje o de estudio, esta es la parte aburrida de ir a la escuela.

Es aquí donde surge lo “ingrato” de la educción. Esta es una queja común: la labor docente es una labor ingrata porque los estudiantes no reciben las enseñanzas según las esperanzas de los maestros. Al contrario, se duermen en clases, hacen las tareas de una materia distinta al de la que está recibiendo en el momento, hablan “hasta por los codos”, juegan, pelean, etc. Pero escasas veces atienden a las clases con gusto, sólo cuando algo se les hace interesante. Algo también poco común.

Los tiempos han cambiado y con ello los modos de ser de las personas, dado que, como como diría Darwin, todos nos adaptamos al contexto en el que vivimos para poder desenvolvernos en él. Sin embargo, los modelos pedagógicos parecen no caminar al mismo ritmo, siendo así que no responden a las exigencias de las nuevas generaciones que habitan un mundo globalizado, donde todo pasa muy rápido y en el que la innovación es un criterio sine qua non para todo (léanse las obras de Zigmunt Bauman sobre lo “liquido”). La labor docente debe replantearse al igual que la función de la escuela. Esta última no sólo en perspectiva económica o de competitividad, tal como plantean las últimas reformas educativas a nivel mundial, pues este parece ser el único respecto en el que la educación y la escuela caminan a la par con la globalización, dado que los intereses son sólo de orden capitalista y los gobiernos únicamente responden a las necesidades de la industria y al poder corporativo multinacional.  

La escuela aunque innegablemente es un negocio, debe ser pensada primordialmente como un espacio que propicia el saber, para el buen vivir, para el pleno desarrollo humano; por tanto el valor principal a tener en cuenta es “lo humano”. Esto son los niños: seres humanos, llamados a ser humanos. Y así debería tratársele, no como un aparato que se puede diseñar y programar a partir de una serie de conocimientos pre-establecidos y carentes de sentido, sin ningún interés para el niño.

Hay que pensar y trabajar en esto, en hacer interesante la escuela, y para esto se hace necesario agregarle un integrante más a la dupla enseñanza-aprendizaje y crear una terna: enseñanza-aprendizaje-diversión. En mis recientes trabajos con niños he aprendido que se puede enseñar de manera divertida, ¿cómo? Haciendo a los niños parte de su proceso de aprendizaje. El aprendizaje es un proceso y para que los niños quieran hacer parte de este hay que involucrarlos y dejar de tratarlos como un saco al que hay que llenar.

Para involucrar a los niños habría que involucrarse con los niños, atender a sus intereses, descubrir y aprovechar sus capacidades, reforzar aquellos aspectos que haya que reforzar, buscando los mecanismos que le acerquen lo que parece inalcanzable, con paciencia, o con los que algunos han dado por llamar “vocación”.

Mario Domínguez
Fuente: La Jornada
31 de julio de 2012

LAS AMENAZAS REALES DEL MEDIO AMBIENTE EN AMÉRICA LATINA (segunda parte)



Hace algún tiempo circula en Youtube un video (“lo que el gobierno colombiano no quiere que veamos”: http://www.youtube.com/watch?v=lZAwxA0RzLE ) con datos alarmantes al respecto de la explotación minera en Colombia y lo que ello representa para el ecosistema. Se dice, por ejemplo, que la explotación de mega minería de oro en alta montaña requiere para la obtención de 1 gramo de oro, mil litros de agua por segundo, que es la misma cantidad de agua que necesita, por día, una población de 600 mil habitantes. Además los tóxicos que se expelen gracias a la explotación minera, contaminan considerablemente las fuentes de agua que abastecen acueductos y riegos agrícolas. 

Aquí cobran vigencia las palabras del informe del PNUMA: “Es necesario utilizar el agua de manera más eficiente. El 92 por ciento de la huella hídrica mundial total guarda relación con la agricultura. La eficiencia del riego y la reutilización del agua podrían mejorar en alrededor de un tercio, sencillamente aplicando la tecnología disponible. Asimismo, la prevención y reducción de la contaminación de las aguas, tanto de fuentes localizadas como difusas, también son medidas fundamentales para mejorar la disponibilidad de agua para usos múltiples. A pesar de los importantes avances conseguidos en la gestión integrada del agua en los últimos 20 años, la presión cada vez mayor en el suministro y la utilización del agua debe compensarse con una aceleración de las mejoras en la gobernanza a todos los niveles.” (GEO5)

 

La minería de oro utiliza elementos tóxicos de altísimo peligro para la vida [humana y del ecosistema], como mercurio, cianuro y, además, libera arsénico. El mercurio -según palabras de los actores del video- produce envenenamiento y causa malformaciones genéticas irreversibles en nuestros niños. Y el informe del PNUMA recalca: “algunos productos químicos representan riesgos para el medio ambiente y la salud humana debido a sus propiedades peligrosas intrínsecas. Es probable que los efectos negativos sobre la salud humana y el medio ambiente, y en consecuencia el costo de la inacción, sean sustanciales…” (GEO5).

La minería contamina el aire y esteriliza los suelos y, por si fuera poco, los impuestos que paga la minería son irrisorios  y con las regalías que aportan los mineros no se logra cubrir los daños ambientales y sociales que ocasiona la explotación minera.

Ahora bien, la minería es apenas una gota del gran torrente de esperpentos del capitalismo, representado en las multinacionales y la industria “geo-política”. Otro ejemplo lo representa “el proyecto hidroeléctrico El Quimbo”, con el que “El Gobierno del presidente Santos se ubicó así en la banda de las empresas inversionistas, que son Emgesa —filial de Endesa, a su vez asociada a Enel, la más grande compañía eléctrica italiana— y la Empresa de Energía de Bogotá.” Y para el cual se ha tenido que desplazar de manera forzosa a la población de esta zona del departamento del Huila y desviar el río Magdalena para construir el eje de presa. Tenemos además otro ejemplo de capitalización de la tierra, como causa real del deterioro del medio ambiente en el proyecto para construir un hotel de máximo lujo en el Parque Nacional Natural Tayrona, que promete arrasar con la biodiversidad  y reservas forestales que abriga el emblemático parque. ¡Y estos son sólo ejemplos desde Colombia!

Un panorama más general, latinoamericano, lo podemos encontrar en los agrocombustibles que, hoy por hoy, son la causa principal del ecocidio. Latinoamérica se ha convertido en el mercado más apetecido para la industria de los agribusiness. Según Carlos Eloy Balmaceda Espinosa, “la idea de los adeptos de los agrocombustibles, es que si en el Norte no localizan extensiones suficientes, las buscan en el Sur. Es en Latinoamérica, Asia y África donde todavía existen tierras aptas disponibles para el cultivo, o ecosistemas naturales  (como la selva de la Amazonía), que serán destruidos, para dedicarlos a la producción de combustibles. En América Latina crece el 25% de los bosques del planeta, esta región posee el 40% de las especies animales y vegetales del mundo. Sus principales consecuencias serán la intensificación  de los perjuicios ambientales  que genera el monocultivo y agudización de los problemas sociales.”

Uno de los principales objetivos de los agrocombustibles, es reemplazar el petróleo como fuente de energía, dado el agotamiento de las reservas de este mineral fósil, por consumo irresponsable. Los Estados Unidos -véase el documental “HOME”- fueron los primeros en descubrir, explotar y utilizar la nueva y prodigiosa potencia del oro negro y su producción domina el mundo. En Estados Unidos Sólo quedan tres millones de granjeros, sólo su producción de cereales podría alimentar a dos mil millones de personas, pero aquí como en todos los países industrializados, esta producción se transforma primordialmente en comida para animales y en agrocombustibles. Ningún manantial escapa de esta agricultura que acapara el 70% del agua que consume toda la humanidad. La extensión de las superficies cultivadas y los monocultivos atraen a una fauna de parásitos aún mayor, los pesticidas, otro regalo de la petroquímica, los extermina. Y la mayor parte de estos productos tóxicos se esparcen en el aire, en los suelos, sobre las plantas; en los animales; en los cursos del agua y en los océanos.

La producción de agrocombustibles requiere gran cantidad de tierras, en la que se puedan cultivar los cereales y demás productos destinados a esta industria, lo que implica que se tenga que deforestar selvas, deteriorando así el ecosistema; se liberan grandes cantidades de gases de efecto invernadero al remover los suelos para hacerlos aptos para la siembra, lo que a su vez implica una gran producción de CO2, etc.

Así pues, no se le puede echar la culpa al aumento de la población del deterioro del ecosistema América Latina. O por lo menos no se le puede tachar de ser uno de los principales responsables, dejando de lado, los responsables reales. Ahora bien, también se culpa al aumento del consumo y en esto puedo estar de acuerdo, siempre y cuando no se responsabilice de ello sólo a los países en desarrollo o emergentes, como también se le llama a los países latinoamericanos. Por ejemplo, en Latinoamérica se produce agrocombustibles, pero es justo para remediar o cubrir las necesidades de los países del Norte, necesidades producto de su consumismo irresponsable. “Donde los gigantescos  anuncios y carteles luminosos o las oficinas de los rascacielos vacías que permanecen con las luces encendidas día y noche; son ejemplos de este dispendio” (Candemartori). En cuanto al transporte, el consumo de hidrocarburos en automóviles individuales sobrepasa con creces el transporte colectivo. Cerca de 800 millones de automóviles circulan hoy en el mundo. Estados Unidos consume 20, 9 millones de barriles de petróleo por día cuando su capacidad de producción no es mayor que 5 millones diarios, por lo que tiene una total dependencia de las importaciones de crudo y derivados. Es por ello que centra sus esperanzas en la producción de etanol con el fin de continuar perpetuando su poder económico y militar, más que combatir la destrucción ambiental.

Es cierto que “Latinoamérica necesita doblar esfuerzos para preservar su riqueza ambiental”, según dice Elespectador.com, pero que se haga tratando las razones de fondo y no las epidérmicas. Tiene que dejar de ser una constante el maquillaje y la manipulación de la información, y el servilismo al gran capital promoviendo ideas que sólo le beneficien a la industria y al poder corporativo multinacional.

Mario Domínguez
Fuente: La Jornada
17 de julio de 2012

LAS AMENAZAS REALES DEL MEDIO AMBIENTE EN AMÉRICA LATINA (primera parte)


Recientemente se llevó a cabo en Colombia la mal llamada “Cumbre de las Américas”, cuya característica fundamental fue la exclusión del pueblo latinoamericano. Marcada principalmente por la ausencia de Cuba y en consecuencia el silencio frente al “Bloqueo” que mantiene los Estados Unidos hacia el hermano pueblo cubano. Súmesele a esto el temprano retiro de los presidentes de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, y de Bolivia, Evo Morales (en solidaridad) tras el silencio sobre el tema de las Malvinas. Y la inconformidad del canciller venezolano, Nicolás Maduro, y del presidente de Ecuador, Rafael Correa,   justo por el “veto” impuesto por Canadá y los Estados Unidos para tratar estos temas.

Nos quedó claro que lo que mueve los lazos políticos de los representantes de estado no son los intereses comunes, como el de hermanar los pueblos y lograr su independencia y soberanía, según el pretendido del ALBA y la CAN, sino, el sistema financiero: el gran capital.

En los últimos días se ha hablado de la “Cumbre de la Tierra”, como se le conoce a  “La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Ambiente y el Desarrollo”. En el que, según objetivos, se buscan alternativas para el mejoramiento del ambiente y el desarrollo sostenible. Sin embargo, como se ha evidenciado por los resultados de la misma, el “Brasil+20”, como también se le conoce a esta cumbre, ha sido un espacio propicio para labrar estrategias en procura de justificar la capitalización de la tierra.

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 Una de las principales estrategias es la “mal información” al respecto de los problemas que amenazan el sano desarrollo del medio ambiente. Recientemente (el 9 de junio de 2012) fue publicado por ELespectador.com que “el aumento de la población y del consumo figuran entre las principales amenazas al medio ambiente en América Latina.” Con unos datos que a primera vista parecen convincentes. Habría que decir que al respecto del aumento de la población como amenaza del medio ambiente, apenas se hace mención en el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) “Perspectivas del Medio Ambiente Mundial” (GEO5). Lo que hace cuestionable que sea una de las principales amenazas. 

 

 Hace apenas unos años se culpaba a países emergentes como China e India, de ser los responsables del aumento de los precios de los productos para la alimentación, en especial de carne y cereales, argumentado que eran países con un continuo crecimiento poblacional y por ende debían consumir más, pasando de ser países exportadores a importadores. A la pregunta ¿por qué los precios de los productos han aumentado tanto? El investigador del Centro francés de cooperación Internacional de investigación Agrónoma para el Desarrollo (CIRAD), Nicolas Bricas, respondió: “Las costumbres de consumo están en pleno cambio en China y en la India, donde el poder de compra tiende a aumentar. Como resultado, la demanda aumenta enormemente. Las poblaciones quieren comprar más y reclaman una mejor alimentación. Consumen más carne. Para su ganado, los criadores necesitan cultivar más extensión de forrajes. Todo esto estimula el aumento de los precios de los alimentos en su globalidad. A escala internacional, las tarifas agrícolas también han aumentado a causa de su desregulación”.

 

 

Y así China e India resultan responsables del alza de los precios de los productos para la alimentación a nivel global. Aunque en el caso de India, por ejemplo, todo era una treta de los socios de la Organización Mundial de Comercio (OMC) para incrementar su capital. Según Eric Toussaint: “El gobierno indio de Singh, que es un buen alumno liberal, suprimió a partir de 2006 todos los derechos de aduana para las importaciones de trigo. Ese año, por primera vez desde 2001, la India importó una gran cantidad de trigo (6.7 millones de toneladas) mayor que la que exportó (0.6 millones de toneladas). Se trataba de una política deliberada del Gobierno, satisfacer a sus socios de la OMC y comprar en el mercado mundial de trigo a un precio inferior al requerido por los productores locales”. 

 

 Valga aquí la siguiente aclaración de Eric Toussaint: “hay que señalar que si bien la India fue importadora de trigo durante este periodo de 2006, continuó siendo una exportadora neta de cereales gracias a sus exportaciones de arroz y maíz”.

 

 Ahora se pretende argumentar que el aumento de la población en Latinoamérica es lo que ha devenido y deviene en el deterioro de los ambientes naturales. Algo realmente cuestionable. Por qué echarle la culpa al aumento de la población cuando el verdadero culpable es el gran capital, representado en las trasnacionales. 

 

Mario Domínguez

Fuente: La Jornada

16 de julio de 2012