viernes, 5 de octubre de 2012

Capitalismo ¿verde?

Les comparto el 4to número de la "Revista de Humanidades Populares" de la Académia Libre y Popular Latinoamericana de Humanidades, que ha tenido la gentileza de publicar un texto de mi autoría: "Capitalismo ¿verde? una propuesta neoliberal que agudiza la crisis y devora a America Latina" Pp. 17-22.
Revista de Humanidades Populares vol. 4

martes, 28 de agosto de 2012

Sobre la eliminación de la filosofía, la globalización de la estupidez y la hegemonía del poder capitalista


La escuela, la universidad y todo centro educativo pensado como fábrica auguran una humanidad estúpida y servil. Quien no piensa está condenado a ser siervo del que piensa por él. Una sociedad estúpida es una sociedad de fácil manejo. Todo esto lo saben bien los grandes emporios económicos, que son los que deciden el destino del mundo; son quienes manejan quitando y poniendo presidentes, gobernadores, alcaldes, etc.; Además son quienes deciden qué se vende y qué se compra y hasta quién vive y quién muere. Todo de acuerdo a sus conveniencias, caprichos y necesidades.

Es sabido que el pensamiento, el propio, el que guía la voluntad, el que devela verdades, el que procura la autonomía del sujeto, el que crea individuos libres, es el enemigo número uno de un sistema hegemónico capitalista. Y como todo enemigo debe ser eliminado, la filosofía cuenta sus días. 

El plan Bolonia, en Europa; la Reforma a la Ley 30 de Educación Superior, en Colombia; la Reforma Integral a la Educación Media Superior (RIEMS), en México y el proyecto Tuning para Latinoamerica. Reformas, todas ellas que responden a las presiones de los Organismos Internacionales como la OCDE, el Drácula capitalista. 

La libertad es uno de los anhelos más profundos del hombre, por ello es un arma de control masiva, poderosísima; para el sistema es importante mantener este anhelo como anhelo, no como una realidad fáctica, tan sólo como promesa. Libre mercado, libre expresión; cadenas de libertad. Mientras la libertad siga siendo una promesa, seguirá siendo nuestra mayor condena. En la escuela se habla y se les enseña a los estudiantes sobre la libertad, pero no a ser libres. Si realmente queremos educar en libertad, nuestros estudiantes deben ser libres en la escuela. Este es el planteamiento de la filosofía, por ello se torna peligrosa.

La educación actual gesta los hijos bobos del capitalismo, esos que dependen, que no hacen más que botar baba mientras ven televisión, duermen, comen y cagan; los eternamente menores de edad a los que se refiere Kant. La sociedad, el mundo actual en que vivimos, requiere hombres ilustrados, esos que hacen uso público de su razón. Hombres nuevos que desafíen a Hobbes y actualicen  Ernst Bloch, que sean hombres y no lobos para el hombre; que hagan del mundo su patria y no su prisión.

El maestro Estanislao Zuleta, es pionero en decir lo que ahora muchos recordamos en esta defensa por la filosofía, que no es otra cosa que la defensa por el hombre íntegro: “Un hombre que pueda pensar por sí mismo, apasionarse por la búsqueda del sentido o por la investigación, es un hombre mucho menos manipulable”. La filosofía es así, como enseña la UNESCO: “Una escuela de la libertad”. Una escuela a la que, por derecho fundamental, todos debemos tener acceso, de manera casi que imperativa. 

Eliminar la filosofía de los planes de estudio en esta era de la globalización, equivale a globalizar la estupidez y con ello mantener la hegemonía del poder capitalista. Este es el objetivo magno de los proyectos reformistas educacionales actuales. No se busca educar en libertad para la libertad, para la paz; sino en competencias para la competencia, para la guerra, dado que la competencia es el principio de toda guerra. [1]

Es de conocimiento general que "al sistema –dice Estanislao Zuleta- no le interesa mucho, desde el punto de vista de la eficacia de su aparato productivo y de su eficacia social, que el individuo se realice y se desarrolle en sus posibilidades, sino que haya interiorizado la humildad frente a sí mismo... Todo hombre racional es un hombre desadaptado, porque es un hombre que pregunta; por el contrario, el hombre adaptado es un hombre que obedece... El sistema necesita formar gentes que hayan interiorizado una relación de humildad con el saber (...) La educación tiende a producir un individuo heterónomo, que carezca al máximo de autonomía, y que dependa de los demás... Para lograrlo la escuela crea una actitud de fe ciega en el otro y de ignorancia asumida sobre sí mismo". 

La educación debe ser pensada en aras de combatir la globalización de la estupidez y el servilismo, en aras de formar individuos libres para una sociedad “democrática”. Aunque cabe advertir que la democracia es también un “opio para el pueblo”, como lo es la libertad, siempre y cuando estas se sigan manteniendo como mero anhelo. Se requiere de una educación con filosofía, como enseña el maestro Estanislao Zuleta, para instaurarlas. 


Mario Domínguez 
28 de agosto de 2012


[1]  ¡Y es que la guerra resulta útil para capitalizar, para dominar! Sino pregúntesele a los Estados Unidos.

 


lunes, 13 de agosto de 2012

Casos de desterritorialización en Colombia: Los abusos del Estado


Amamos a Colombia, nos alegra el triunfo de un seleccionado colombiano en cualquiera de sus modalidades (futbol, ciclismo, patinaje, etc.); nos alegran sus fiestas: las de barrio, las patronales, las nacionales, las folclóricas; pero también nos duele Colombia, lloramos con ella cuando la desangran; como hijos de esta tierra nos apesadumbra y flaquea el ánimo cuando un hermano de la patria es violentado, excluido, asesinado. 

Siempre se ha dicho que Colombia es país de una gran riqueza natural. Realidad de la que nos enorgullecemos. Nos duele cuando la roban y más aún, cuando un hermano la traiciona y la entrega a cambio de regalías. Reflexionemos sobre este asunto que nos es tan propio. El amor por Colombia nos mueve a pensarla y a hablar por ella.


**

Se está vendiendo la tierra, están robándonos a Colombia; están privatizando sus recursos naturales, nos están dejando huérfanos, el presidente Santos y su bancada, cual proxenetas están comercializando a nuestra madre tierra. Expondremos al menos tres casos que lo demuestran.

1-        El caso de la Hidroeléctrica El Quimbo en el Huila…

Este proyecto fue anunciado en 2008 por el Ministerio de Minas y Energías y fue aprobado el 15 de mayo del 2009 por el Ministerio de Ambiente. Pero tenía una “piedra en el zapato” –según palabras de EL TIEMPO.COM-, 450 familias que tienen su vivienda en el territorio y que se niegan a ser reubicadas. 

Habría que decir que la “piedra en el zapato” realmente la constituye el proyecto. En febrero de 2011 el presidente Santos colocó la primera piedra para la construcción del proyecto "El Quimbo". ¡Es un apátrida! Ahora espera quitarle a cientos de familias su forma de vida como pescadores, agricultores y jornaleros. Además, se ha tenido que desplazar de manera forzosa a la población de esta zona del departamento del Huila, haciendo “uso legítimo de la fuerza” según palabras del general Oscar Naranjo, porque el uso de la fuerza en Colombia es legítimo si viene de parte de la policía (o del ejército), sin importar a quién se ataque, en este caso a los colombianos mismos (campesinos, agricultores, pescadores, mineros, niños, mujeres)  y desviar el río Magdalena para construir el eje de presa. ¡Qué desfachatez cambiar la agricultura por una hidroeléctrica! ¡Cuánta muestra de odio y egoísmo hacia los “compatriotas”, hijos de una misma tierra y por tanto hermanos, por parte del Estado! Caín sigue matando a Abel. 

Cuando se violenta así al pueblo colombiano no puede creerse que la hidroeléctrica El Quimbo, sea un proyecto en beneficio de la Nación, este es en beneficio de los inversionistas que desangran nuestra tierra y beben su sangre.

Es un proyecto que sólo generará no más del tres por ciento de la energía que consume Colombia, pero del que se extraerán miles de millones de pesos que irán a parar a las cuentas de los directos interesados. Con este negocio el Gobierno del presidente Santos se ubicó en la banda de las empresas inversionistas, que son Emgesa —filial de Endesa, a su vez asociada a Enel, la más grande compañía eléctrica italiana— y la Empresa de Energía de Bogotá. 

 ¡Cuánta verdad decía Hobbes: “el hombre es un lobo para el hombre”! El gobierno colombiano es un lobo para los colombianos.

2-      El caso del Parque Natural Tayrona…

“Las instalaciones y servicios que tenía la Unidad de Parques Nacionales en el parque Tayrona, concretamente en las zonas de Arrecifes y Cañaveral, han sido entregados a concesionarios privados” decía una noticia de EL TIEMPO.COM EN 2005, precisando incluso que “no son, ciertamente, las playas del parque Tayrona las que se han privatizado -hacerlo es constitucionalmente imposible-, pero sí los servicios de alojamiento y alimentación y el cobro del ingreso al lugar”. Sin embargo, en el país del Sagrado Corazón, quienes hacen las leyes, saben dejar los huecos por los cuáles meterse luego para delinquir con permiso.

De 15.000 hectáreas que tiene el parque 12.433 pertenecen a privados, según el informe de la Superintendencia de Notariado y Registro, presentado en enero de 2012. Esto quiere decir que los colombianos ya no podemos alardear tanto de nuestra riqueza natural, ya no es “nuestra”. Ahora figuran como “propiedad privada” del consorcio conformado por Aviatur, la Cámara de Comercio de Santa Marta y Alnuva.

El gobierno y el consorcio empoderado del Parque Tayrona, pretenden hacer de este recinto ecológico y cultural un “hotel de lujo”. Los indígenas que habitan esa zona son sometidos al desplazamiento puesto que  se solicitó la certificación de la no presencia de indígenas en un tramo del Tayrona. ¡Qué dolor Se siente frente a este desamor a Colombia y sus hijos! ¡Qué desvergüenza de los apátridas! ¡Qué ganas de jodernos humanitaria, política, económica y ambientalmente!


3-      El caso de los agrocombustibles…

Este es uno de los casos más alarmantes, sino el que más, dada su repercusión en el deterioro de la calidad de vida de quienes viven de la agricultura, la economía del mercado local colombiano, la migración del campo a la ciudad y la crisis alimentaria, entre otras.

Se trata, groso modo, de convertir los productos agrícolas en productos energéticos; es decir, la soja, el maiz, la caña de azúcar, la palma de aceite, la remolacha, etc., en biodisel y etanol. 

En las regiones de la Orinoquia, el Magdalena Medio, el Bajo Atrato, el Valle del Cauca y el Pacífico Sur[1], es donde actualmente hay mayor presencia del negocio de los agrobussines. Sin por ello ser las únicas regiones afectadas, dado que la agricultura y en general la economía en Colombia es un engranaje nacional y no meramente local.

Como es de esperarse el beneficio es para las empresas privadas nacionales e internacionales, dedicadas al negocio de los combustibles; así como los ingenios azucareros, los latifundistas, el poder corporativo multinacional, etc. ¡Y a los colombianos “de a pie” que nos lleve el diablo!

El negocio de los agrocombustibles atenta contra la soberanía nacional. El suelo colombiano es ahora suelo ajeno para los colombianos,  en la medida en que no se usa para beneficio de estos, sino de aquellos países a donde se exporta el AGC, específicamente los estados Unidos. 

Recuérdese la visita de George Bush a Latinoamérica en marzo de 2007 para incentivar la producción de agrocombustibles y luego importarlo. El suelo Colombiano es utilizado para producir etanol y biodisel para los Estados Unidos desde entonces. Esta es, aunque no se diga, una de las razones por las cuales se permitió la instauración de bases militares estadounidenses en territorio colombiano, además de cuidar los intereses de las trasnacionales que se benefician del deterioro del mercado local colombiano, tras el alza de los precios de la canasta familiar, a causa de la escases de los productos alimenticios, dado que estos son ahora desviados al negocio de los agrocombustibles. 


***

El gobierno colombiano es asqueroso, traidor y los colombianos somos indolentes, gente absurda, cobarde;  ponemos siempre la otra mejilla, masoquistas. Ser colombiano, tristemente, es sinónimo de egoísmo. Sólo sabemos gritar y tirar piedra, de manera airada y desordenada, disque haciendo revolución. La revolución hoy es sinónimo de ruido y carnaval: gente pintándose la cara y abrazando policías del ESMAD; gritos intentos de arengas, teatro. ¿Quién puede tomarse en serio tal cosa?

Cada quien “pelea” por lo suyo, olvidando que como colombiano lo suyo es Colombia toda, no sólo un rinconcito, ni un lote, ni una orilla de río. ¿Por qué el gobierno triunfa ante la resistencia de los habitantes de El Quimbo? Porque sólo luchan los habitantes de esa zona del departamento del Huila. Y así es con todo. 

Falta organización, unión, ver a Colombia como un todo y aunar fuerzas. Luchar por la educación, sí, pero también por la defensa de la soberanía nacional, defender los recursos naturales, estudiar el TLC y reformar sus condiciones y buscar suprimirlo hasta que de verdad sea un tratado comercial en beneficio de la Nación; exigir mejores condiciones laborales, salariales y alimenticias, etc. Debe dolernos e interesarnos Colombia toda y no sólo por sectores. La lucha debe ser de todos, para todos.

Mario Domínguez


[1] Estos datos y la imagen son tomados de http://www.agrocombustiblescolombia.org/  es sitio oficial de La campaña “Llenado tanques, vaciando territorios” que busca difundir las implicaciones que sobre los territorios de las comunidades negras, indígenas y campesinas tienen los cultivos agroindustriales para producir combustibles.

jueves, 9 de agosto de 2012

Colombia: La vaca muerta del gringo

“Acaban de aprobar el tratado comercial
con Estados Unidos;  no hay Soberanía.”
Fernando González

En  Colombia no hay dignidad nacional, esta ha quedado, como un artículo cualquiera que se comercializa, al libre juego de la oferta y la demanda. Ha entrado en vigencia el tratado comercial con Estados Unidos; no hay Soberanía. Colombia es ahora una parcela más de los Estados unidos, de quienes gustan porque hablan inglés y porque tienen dinero para comprar la Soberanía.

Hasta el año pasado (2011), las fechas conmemorativas del 20 de julio y 7 de agosto, fechas independentistas, fueron fechas festivas; ya no lo pueden ser más, pues  lo que se conmemoraba se ha perdido: la independencia, la soberanía, la libertad.

A los colombianos no les gusta la libertad, es gente que, como decía Kant, “a pesar de que la naturaleza los ha librado desde tiempo atrás de conducción ajena, permanecen con gusto bajo ella a lo largo de la vida, debido a la pereza y la cobardía”. Cabe entonces referirnos en adelante, al “animal colombiano”, aunque en un sentido muy distinto al de “hombre lampiño” que refería Fernando González. El animal colombiano es ahora, el hombre cobarde, que vende su esfuerzo, que se vende y por tanto carece de dignidad.

Que dignidad queda luego de vender a su madre, su tierra. Estanos viviendo un periodo involutivo donde el colombiano ya no puede caminar erguido, en el que tiene que bajar la frente y hasta doblar las rodillas ante las exigencias del gringo.

Somos un país sin memoria y por tal condenados a replicar un funesto pasado en el que nos iniciaron Holaya Herrera   (1933 -1935) y Alfonso López Pumarejo -este último que se extendió por catorce años- (1935-1949) y del que nos libró (en 1949) Mariano Ospina Pérez. En 1936 Fernando González Ochoa decía: “los yanquis controlan nuestra industria cafetera; somos país monocultor y controlado por ajena voluntad; ellos son los compradores del café nuestro. Durante las cosechas, el grano nada vale, y apenas lo han recogido por medio de sus agentes, el precio mejora. El país está a merced de ese comprador; nos domina por medio del café: amenazas de impuesto a la importación del grano a Estados Unidos, etc. Así, los yanquis nos tienen cogidos y hacen con nosotros lo que se les antoja.

Bien se dice que un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla y aquí estamos, como vaca muerta poseída por el gringo. Como la puta que hizo famosa la Cumbre de las Américas gracias a su amor por el billete verde.

Muchos le echan la culpa al presidente Santos, que la tiene, es el gran traidor de la patria. Pero no es el único. La culpa es de quienes le eligieron, no por elegirlo, sino por no hacerle ver, que fueron quienes lo eligieron y por tal debe velar por su bienestar, y, cuando no, exigírselo. Revelarse en contra de las malas administraciones de su poder, a fin de cuentas se dice que Colombia es un país democrático y en una democracia el poder radica en el pueblo. ¡La democracia colombiana es para gente cobarde!

La democracia colombiana da tristeza, no es más que un artilugio político para dominar a un pueblo que se vende por un cubo de caldo maggi. ¡Pueblo es mucho decir! Pues, un pueblo es aquel que lucha por el bien de su gente, de todos.

El presidente Santos ha firmado el tratado comercial con Estados Unidos; ha vendido la soberanía nacional. Con esto Colombia ha vuelto a la época de la colonia, ya no española, gracias al Libertador Bolívar y los cientos de negros, campesinos, mestizos, criollos que lucharon hasta llegar al glorioso 7 de agosto; sino gringa, gracias al presidente Santos.

Mario Domínguez
La Jornada, Morelos
7 de agosto de 2012

martes, 31 de julio de 2012

Sobre pedagogía infantil


La labor de maestro es una de las más hermosas siempre y cuando este abandone la prepotencia que le hace pensar que está por encima de aquellos a quienes les enseña. Aunque la educación puede resumirse como una labor de enseñanza-aprendizaje, se hace casi que imperativo que se piense esto de manera bidireccional, es decir donde los dos enseñan y los dos aprenden. Esto sugiere abandonar un modo de pensar y actuar tradicionalista, según el cual el maestro enseña y el estudiante aprende. Todo esto lo digo de manera específica en la educación infantil. No se puede enseñar a los niños, sino siendo como los niños. He aquí la bidireccionalidad que propongo: el niño enseña al maestro a ser niño y siendo niño el maestro educa al niño. Si consideramos esta como la esencia de la labor docente, la educación y la escuela cobran otro sentido, a la vez que la disposición del niño cambia para querer aprender.

Hace unos días tuve la siguiente plática con Iván, uno de los niños que participan del curso de verano que impartimos con mi esposa –la lic. Lucía Agraz- y la Organización Juvenil Utopía: ¿te gusta la escuela? A lo que respondió: “más o menos”; luego le pregunté ¿qué es lo que más te gusta de la escuela? Y dijo: “jugar” y ¿qué no te gusta? Seguí preguntando y él contestó: “estudiar”.

La práctica pedagógica ha hecho caer en desuso la máxima aristotélica según la cual “todo hombre por naturaleza quiere saber”, al igual que aquél decir según el cual “hay que ser como niños”, en el sentido de la inquietud, que es una de las mayores cualidades científicas. La escuela es hoy un lugar al que los niños van porque “tienen que ir”, es el lugar al que se va animoso porque van a estar los amigos con quienes jugar, pero no es un recinto de aprendizaje o de estudio, esta es la parte aburrida de ir a la escuela.

Es aquí donde surge lo “ingrato” de la educción. Esta es una queja común: la labor docente es una labor ingrata porque los estudiantes no reciben las enseñanzas según las esperanzas de los maestros. Al contrario, se duermen en clases, hacen las tareas de una materia distinta al de la que está recibiendo en el momento, hablan “hasta por los codos”, juegan, pelean, etc. Pero escasas veces atienden a las clases con gusto, sólo cuando algo se les hace interesante. Algo también poco común.

Los tiempos han cambiado y con ello los modos de ser de las personas, dado que, como como diría Darwin, todos nos adaptamos al contexto en el que vivimos para poder desenvolvernos en él. Sin embargo, los modelos pedagógicos parecen no caminar al mismo ritmo, siendo así que no responden a las exigencias de las nuevas generaciones que habitan un mundo globalizado, donde todo pasa muy rápido y en el que la innovación es un criterio sine qua non para todo (léanse las obras de Zigmunt Bauman sobre lo “liquido”). La labor docente debe replantearse al igual que la función de la escuela. Esta última no sólo en perspectiva económica o de competitividad, tal como plantean las últimas reformas educativas a nivel mundial, pues este parece ser el único respecto en el que la educación y la escuela caminan a la par con la globalización, dado que los intereses son sólo de orden capitalista y los gobiernos únicamente responden a las necesidades de la industria y al poder corporativo multinacional.  

La escuela aunque innegablemente es un negocio, debe ser pensada primordialmente como un espacio que propicia el saber, para el buen vivir, para el pleno desarrollo humano; por tanto el valor principal a tener en cuenta es “lo humano”. Esto son los niños: seres humanos, llamados a ser humanos. Y así debería tratársele, no como un aparato que se puede diseñar y programar a partir de una serie de conocimientos pre-establecidos y carentes de sentido, sin ningún interés para el niño.

Hay que pensar y trabajar en esto, en hacer interesante la escuela, y para esto se hace necesario agregarle un integrante más a la dupla enseñanza-aprendizaje y crear una terna: enseñanza-aprendizaje-diversión. En mis recientes trabajos con niños he aprendido que se puede enseñar de manera divertida, ¿cómo? Haciendo a los niños parte de su proceso de aprendizaje. El aprendizaje es un proceso y para que los niños quieran hacer parte de este hay que involucrarlos y dejar de tratarlos como un saco al que hay que llenar.

Para involucrar a los niños habría que involucrarse con los niños, atender a sus intereses, descubrir y aprovechar sus capacidades, reforzar aquellos aspectos que haya que reforzar, buscando los mecanismos que le acerquen lo que parece inalcanzable, con paciencia, o con los que algunos han dado por llamar “vocación”.

Mario Domínguez
Fuente: La Jornada
31 de julio de 2012

LAS AMENAZAS REALES DEL MEDIO AMBIENTE EN AMÉRICA LATINA (segunda parte)



Hace algún tiempo circula en Youtube un video (“lo que el gobierno colombiano no quiere que veamos”: http://www.youtube.com/watch?v=lZAwxA0RzLE ) con datos alarmantes al respecto de la explotación minera en Colombia y lo que ello representa para el ecosistema. Se dice, por ejemplo, que la explotación de mega minería de oro en alta montaña requiere para la obtención de 1 gramo de oro, mil litros de agua por segundo, que es la misma cantidad de agua que necesita, por día, una población de 600 mil habitantes. Además los tóxicos que se expelen gracias a la explotación minera, contaminan considerablemente las fuentes de agua que abastecen acueductos y riegos agrícolas. 

Aquí cobran vigencia las palabras del informe del PNUMA: “Es necesario utilizar el agua de manera más eficiente. El 92 por ciento de la huella hídrica mundial total guarda relación con la agricultura. La eficiencia del riego y la reutilización del agua podrían mejorar en alrededor de un tercio, sencillamente aplicando la tecnología disponible. Asimismo, la prevención y reducción de la contaminación de las aguas, tanto de fuentes localizadas como difusas, también son medidas fundamentales para mejorar la disponibilidad de agua para usos múltiples. A pesar de los importantes avances conseguidos en la gestión integrada del agua en los últimos 20 años, la presión cada vez mayor en el suministro y la utilización del agua debe compensarse con una aceleración de las mejoras en la gobernanza a todos los niveles.” (GEO5)

 

La minería de oro utiliza elementos tóxicos de altísimo peligro para la vida [humana y del ecosistema], como mercurio, cianuro y, además, libera arsénico. El mercurio -según palabras de los actores del video- produce envenenamiento y causa malformaciones genéticas irreversibles en nuestros niños. Y el informe del PNUMA recalca: “algunos productos químicos representan riesgos para el medio ambiente y la salud humana debido a sus propiedades peligrosas intrínsecas. Es probable que los efectos negativos sobre la salud humana y el medio ambiente, y en consecuencia el costo de la inacción, sean sustanciales…” (GEO5).

La minería contamina el aire y esteriliza los suelos y, por si fuera poco, los impuestos que paga la minería son irrisorios  y con las regalías que aportan los mineros no se logra cubrir los daños ambientales y sociales que ocasiona la explotación minera.

Ahora bien, la minería es apenas una gota del gran torrente de esperpentos del capitalismo, representado en las multinacionales y la industria “geo-política”. Otro ejemplo lo representa “el proyecto hidroeléctrico El Quimbo”, con el que “El Gobierno del presidente Santos se ubicó así en la banda de las empresas inversionistas, que son Emgesa —filial de Endesa, a su vez asociada a Enel, la más grande compañía eléctrica italiana— y la Empresa de Energía de Bogotá.” Y para el cual se ha tenido que desplazar de manera forzosa a la población de esta zona del departamento del Huila y desviar el río Magdalena para construir el eje de presa. Tenemos además otro ejemplo de capitalización de la tierra, como causa real del deterioro del medio ambiente en el proyecto para construir un hotel de máximo lujo en el Parque Nacional Natural Tayrona, que promete arrasar con la biodiversidad  y reservas forestales que abriga el emblemático parque. ¡Y estos son sólo ejemplos desde Colombia!

Un panorama más general, latinoamericano, lo podemos encontrar en los agrocombustibles que, hoy por hoy, son la causa principal del ecocidio. Latinoamérica se ha convertido en el mercado más apetecido para la industria de los agribusiness. Según Carlos Eloy Balmaceda Espinosa, “la idea de los adeptos de los agrocombustibles, es que si en el Norte no localizan extensiones suficientes, las buscan en el Sur. Es en Latinoamérica, Asia y África donde todavía existen tierras aptas disponibles para el cultivo, o ecosistemas naturales  (como la selva de la Amazonía), que serán destruidos, para dedicarlos a la producción de combustibles. En América Latina crece el 25% de los bosques del planeta, esta región posee el 40% de las especies animales y vegetales del mundo. Sus principales consecuencias serán la intensificación  de los perjuicios ambientales  que genera el monocultivo y agudización de los problemas sociales.”

Uno de los principales objetivos de los agrocombustibles, es reemplazar el petróleo como fuente de energía, dado el agotamiento de las reservas de este mineral fósil, por consumo irresponsable. Los Estados Unidos -véase el documental “HOME”- fueron los primeros en descubrir, explotar y utilizar la nueva y prodigiosa potencia del oro negro y su producción domina el mundo. En Estados Unidos Sólo quedan tres millones de granjeros, sólo su producción de cereales podría alimentar a dos mil millones de personas, pero aquí como en todos los países industrializados, esta producción se transforma primordialmente en comida para animales y en agrocombustibles. Ningún manantial escapa de esta agricultura que acapara el 70% del agua que consume toda la humanidad. La extensión de las superficies cultivadas y los monocultivos atraen a una fauna de parásitos aún mayor, los pesticidas, otro regalo de la petroquímica, los extermina. Y la mayor parte de estos productos tóxicos se esparcen en el aire, en los suelos, sobre las plantas; en los animales; en los cursos del agua y en los océanos.

La producción de agrocombustibles requiere gran cantidad de tierras, en la que se puedan cultivar los cereales y demás productos destinados a esta industria, lo que implica que se tenga que deforestar selvas, deteriorando así el ecosistema; se liberan grandes cantidades de gases de efecto invernadero al remover los suelos para hacerlos aptos para la siembra, lo que a su vez implica una gran producción de CO2, etc.

Así pues, no se le puede echar la culpa al aumento de la población del deterioro del ecosistema América Latina. O por lo menos no se le puede tachar de ser uno de los principales responsables, dejando de lado, los responsables reales. Ahora bien, también se culpa al aumento del consumo y en esto puedo estar de acuerdo, siempre y cuando no se responsabilice de ello sólo a los países en desarrollo o emergentes, como también se le llama a los países latinoamericanos. Por ejemplo, en Latinoamérica se produce agrocombustibles, pero es justo para remediar o cubrir las necesidades de los países del Norte, necesidades producto de su consumismo irresponsable. “Donde los gigantescos  anuncios y carteles luminosos o las oficinas de los rascacielos vacías que permanecen con las luces encendidas día y noche; son ejemplos de este dispendio” (Candemartori). En cuanto al transporte, el consumo de hidrocarburos en automóviles individuales sobrepasa con creces el transporte colectivo. Cerca de 800 millones de automóviles circulan hoy en el mundo. Estados Unidos consume 20, 9 millones de barriles de petróleo por día cuando su capacidad de producción no es mayor que 5 millones diarios, por lo que tiene una total dependencia de las importaciones de crudo y derivados. Es por ello que centra sus esperanzas en la producción de etanol con el fin de continuar perpetuando su poder económico y militar, más que combatir la destrucción ambiental.

Es cierto que “Latinoamérica necesita doblar esfuerzos para preservar su riqueza ambiental”, según dice Elespectador.com, pero que se haga tratando las razones de fondo y no las epidérmicas. Tiene que dejar de ser una constante el maquillaje y la manipulación de la información, y el servilismo al gran capital promoviendo ideas que sólo le beneficien a la industria y al poder corporativo multinacional.

Mario Domínguez
Fuente: La Jornada
17 de julio de 2012